Hoy casi le pido un autógrafo a Muerte.

Aissss, jóvenes padawan, estoy viva de milagro.

Contándolo no acojona tanto como viviéndolo... Pero lo recuerdo ¡y se me eriza el cogote!.

Resulta que iba yo esta tarde caminando por la calle junto a un amigo, enfrentándonos al cierzo Zaragozano, en busca de un cafecito caliente con el resto de colegas.

Tan tranquilos por la acera, nos vamos acercando a una obra, con sus mallas protectoras y todo, y de repente, a escasos tres/cuatro metros de nosotros,
¡cae una barra de acero de apuntalar! ¡Con una mala hostiaaaa! Ahí, cayendo con toda la fuerza de la gravedad, y con saña, mucha saña golpeando al suelo. Suelo, que por poco hemos sido nosotros. Nos hemos quedado con una cara de idiotas. Y claro, en ese momento te lo tomas a risa: "joer, si llegamos a ir un poco más deprisa, nos cae encima al pasar". "Jeje...esto...si nos cae encima nos mata..."
Ya claro, ¡no te queda otra que tomártelo a broma! Encima hemos gritado a los obreros para avisarles de que se les caían los puntales, y al rato, ¡ha salido uno con una parsimonia! Amos, amos, ¡aaaaaaaamos! Qué gente, de verdad.

Ya me veía pidiéndole un autógafo a Muerte. O a la Muerte de las ratas, porque con lo pequeñaja que soy igual se ocupaba ella de mí.

Pero no, coño, que aún me quedan muchas cosas por hacer en esta vida.

En fin, mi consejo de hoy: tened cuidado los días de viento (bueno, todos en general), al pasar por una obra, por mucha protección que tenga. ¡Cruzáos de acera! ¡Pero por el paso de peatones!! XD

Namiau!