Neko

Cita del momento:

"No se puede ir por ahí construyendo un mundo mejor para la gente. Sólo la gente puede construir un mundo mejor para la gente. Si no, es solamente una jaula."
-- Terry Pratchett, Brujas de Viaje.
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martes, 5 de noviembre de 2013

Dewey y el amor incondicional.

Hace muchos meses que no actualizo mi blog, y si hay alguien ahí que siga leyéndome, me gustaría pedirle disculpas.
No voy a poner excusas ni a contar los porqués, simplemente no lo he hecho.

Pero, curiosamente, llevo unos días queriendo hacerlo, y lo que me ha pasado hace escasos veinte minutos me ha llevado a coger compulsivamente el teclado y escribir a toda prisa.

El pasado 20 de octubre cumplí 30 años. Una edad significativa en la vida de una persona. Una edad en la que te planteas muchas ideas y creencias, dejas atrás una etapa de locura e inicias otra ... no menos loca.
Pero siempre hay cosas que se mantienen, esas que forman parte de lo que eres.
En este caso, estoy pensando en mi amor, en mi devoción por los gatos, y mi respeto hacia aquellos que comparten este sentir.

Reuní a algunos de mis amigos en torno a unas buenas tazas de chocolate con churros (el chocolate también es devocional en mí), para compartir con ellos este cambio de dígito, y me soprendieron con inesperados y a mi juicio inmerecidos regalos. Me encantaron todos. Me conocen, saben lo que me gusta, y eso dice mucho de ellos. Al menos me sentí parte de sus vidas y honrada porque me hayan prestado atención y se hayan molestado en conocerme y saber lo que puede gustarme.

Pero uno de esos regalos (o dos) son los protagonistas de esta mi vuelta al blog.

Mi queridísima Maya, mi Tata Reina, mi compañera de aventuras, también amantísima de los gatos, me regaló en libro “Dewey Lee Más Libros”, de Vicki Myron.1




Si lo resumiese de manera superficial podría deciros que es un libro que trata sobre el hallazgo inesperado de un gatito abandonado el el buzón de devoluciones de libros de la biblioteca de Spencer, en Iowa, que fue adoptado por los trabajadores de la misma y que revitalizó la moral de un pueblo valiente que se situó en el mapa turístico en gran parte gracias a la noticia de este gato “bibliotecario” que vivió toda su vida en ella.

Pero este libro es mucho más.

Hace media hora que lo he terminado y aún estoy con el estómago encogido y los ojos hinchados de las lágrimas que he derramado durante los tres últimos capítulos.

Nunca antes había llorado con tanta desconsolanza con un libro. Ni siquiera con la muerte de Gandalf el Gris en El Señor de los Anillos de J.R.R.Tolkien.

La historia de este gato naranja, nos la cuenta Vicki en primera persona, pero también nos cuenta las vicisitudes históricas del pueblo de Spencer, una pequeña población agricultora y ganadera unida por los avatares de la vida, valiente, fuerte, de carácter amable y siempre dispuestos a mirar hacia adelante pero sin dejar de lado el bien común. Pero también nos vemos honrados con la sinceridad de la señora Vicki Myron, directora de la biblioteca durante 25 años. Un mujer a la que la vida no le ha podido dar más disgustos: un marido alcohólico, problemas graves de salud que la sometieron a varias operaciones durísimas (vaciado de ovarios y matriz, cáncer de mama...), o situaciones familiares extremas... Todo ello afrontado con una dureza, una fortaleza y un carácter que es para quitarse el sombrero.

Pero también nos muestra su lado más tierno, una historia de cariño, amor y comprensión junto a Dewey, el gato que adoptaron en la biblioteca. Su gato en realidad.

Sus palabras, sus historias, estoy segura de que conmueven a todos, amantes de los gatos o no. Porque son muestra de un cariño y amistad verdaderos, más allá de la especie, más allá de las palabras. Una comprensión que se da tan sólo con miradas, con caricias, con el simple hecho de acariciar o dejarse hacerlo.

Sin duda es una historia que me ha conmovido de principio a fin.

Además de que está escrita de manera deliciosa, se hace rapidísima de leer, demasiado, me temo.
Hasta que llegas a los capítulos finales. Cuando sabes que el final del preotagonista está cerca.

Mi marcapáginas plateado, otro regalo de otra amiga que acudió a mi merienda de cumpleaños, Idoya, estuvo señalando esa página durante más de semana y media porque yo sabía que en cuanto comenzase a leer el final de ese libro, inevitablemente me iba a emocionar.

Pero nunca pensé que de esta manera.

Mientras escribo estas líneas tomo aire profundamente para aliviar el nudo que llevo en la boca el estómago. Pero de momento, nada.

Mientras leía el final de Dewey, tenía a mis pies a mi Phobe, mi gata, mi mejor amiga. Y ella ha sido lo único que ha logrado detener las lágrimas cuando me he acurrucado junto a ella y se ha puesto a ronrronear y a lamerme la mano donde se ha acabado apoyando para dormir unos minutos.




Cuando he parado de llorar ha parado de ronrronear, ha levantado la cabeza y me ha mirado dulcemente estirándo las patitas: ya era hora de dejarle su mantita para ella sola, que tenía que continuar con la siesta de antes de cenar, clarostá. =^.^=

Sé que algunos de vosotros me creeréis una exagerada. Pero también sé que tengo la comprensión de otros tantos cuando afirme que la compañía de una mascota no es sólo eso. Es una unión más allá de toda comprensión. Es una fuente de amor inagotable, de cariño, de complicidad, de diversión y ternura. Una conexión que no necesita palabras. Un apoyo que acuna el corazón en los momentos de bajón y que lo eleva a los cielos en una carcajada de felicidad cuando se comparten momentos con esa bolita peluda (si es una mascota peluda, claro.).

Hay algo en un animal de compañía que no te puede dar nada más: amor libre de todo egoísmo.

Muchos creen erróneamente que un gato sólo te quiere por la comida.
Pero quienes somos capaces de entender y mirar más allá de nuestras narices sabemos que eso no es cierto. Su amor y complicidad van más allá. Pero lo que los hace especiales es que lo dan porque quieren, no porque nadie les “obliga”.

Y si tienes la dicha de ser elegido para ser amado por un gato, habrás sido bendecido de una forma que jamás olvidarás.

Esto nos lo enseña este libro. Aunque es algo que muchos “gatófilos” ya hemos aprendido con el paso del tiempo.

Ronrroneos para tí.

1MYRON, VICKI. Dewey Lee Más Libros, Editorial SUMA 2008. ISBN 978-84-8365-045-5