Neko

Cita del momento:

"No se puede ir por ahí construyendo un mundo mejor para la gente. Sólo la gente puede construir un mundo mejor para la gente. Si no, es solamente una jaula."
-- Terry Pratchett, Brujas de Viaje.
Licencia de Creative Commons Este blog está bajo una licencia de Creative Commons.

lunes, 16 de julio de 2018

"Dream Trip" a Londres. Día 1: Oxford y Tolkien

Domingo de 1 julio 2018
Viaje de ida a Londres.
Visita a Oxford:
Exposición "Tolkien, the maker of the Middle Earth", cementerio de Wolvercote, Eagle & Child.

A las 00:55 partía nuestro autobús hacia Madrid, para coger el vuelo a Londres. ¿Por qué desde Madríd habiendo vuelos desde Zaragoza? Pues porque los horarios eran mejores y queríamos aprovechar el día completo en la pérfida Albión. ¿Me arrepentiría a la vuelta de esta decisión? SÍ. Pero eso ya os lo cuento en otro momento.

Fuimos en la primera fila de un comodísimo supra de Alsa que parecía una nave espacial, y Victor y yo nos sentíamos como Han Solo y Chewbacca pilotando el Halcón. Yo era Solo, Conste.

Llegamos puntualísimos a la T4. De allí a la T1 al vuelo de Ryanair que salía a las 6:15 al aeropuerto de Stansted, a unos 45 minutos en tren de Londres, donde teníamos "habitación con ventana" en un Easy Hotel de la céntrica y excelentemente comunicada calle Old Street.

Parada de Metro de Old Street. 
INCISO:
Lo de la habitación del hotel fue de traca. Costó encontrar un hotel barato con baño privado, y finalmente me decanté por éste. Había una pequeña subida de precio si querías la habitación con ventana (¡Locurón, cheñora! Habitación CON ventana ¡lujos, lujos!). Pero eso no era lo malo: la cosa es que además de ser un zulo enano en el que estaba la cama (cómoda y suave, lo único bueno de la habitación), una percha y un baño de un metro cuadrado en el que estaba la taza del wc, el lavamanos y una ducha-ataúd, no había nada más. Ni armario, mesita o balda donde apoyar nada. Ni mantas auxiliares, ni tv, ni naaada. Y para inri, el aire acondicionado se encendió el primer día a las 6:30 de la mañana y no se apagó en toda la estancia (excepto la última noche y porque nos tocó la única recepcionista competente, porque sus compañeros eran muy paquetes. Sobre todo el mamón que nos mintió  a la cara varias veces la segunda noche diciéndonos "sí, sí, en 20 minutos se apaga el aire". Y un cojón de pato, majo.
No veáis qué puto frío. No había termostato regulador ni control de ningún tipo en la habitación. Y encima te cobraban por todo. Aquello parecía Black Mirror.

RECAPITULANDO:
La entrada al país fue leeeeeeeeeeeeeeeenta. Controles y más controles de entrada en el aeropuerto de Stansted nos supusieron bastante retraso en las previsiones. Queríamos llegar a eso de las 11 más o menos al hotel, y lo hacíamos a las 13. Como el check-in es impepinablemente a partir de las 15h, dejamos las maletas en la consigna tras pagar nada menos que 5 libritas por maleta.

De allí, nos dirigimos en metro a la preciosa estación de Paddington, donde un simpatiquísimo irlandés, Patrick, nos vendió los billetes de ida y vuelta en tren a Oxford.
Una hora y poco de trayecto en un tren rápido, pero SIN AIRE ACONDICIONADO. Ventanas abiertas por las que entraba gloria bendita con el tren en marcha, pero que en cuanto paraba en las estaciones del camino, nos asábamos como pollos al-ast.

Llegamos a eso de las 15 a Oxford, y fuimos derechos a la exposición "TolkienMaker of Middle-earth"
una autentica MA-RA-VI-LLA.
Era pequeñita, pero encantadora. No dejaban hacer fotos, así que la compra de la guía era casi obligada. La verdad es que es una guía deliciosa, que no sólo habla de lo que se puede ver en la exposición, sino que es una biografía muy completa de la vida de Tolkien usando como guía varias de sus obras pictóricas y cartas. Muy recomendable (Podéis adquirirla desde la página de la tienda de la Bodleian Library: AQUÍ )



Nada más entrar, te encuentras un pequeño pasillo con algunos facsímiles a la venta expuestos en la pared, y la proyección con láser del mapa de la Tierra Media en el suelo, y de los primeros bocetos de la puerta de oeste de Khazad-Dûm en la pared.

Al entrar en la sala de la exposición, lo ideal es comenzar por la izquierda, donde en las estanterías de la pared puedes ver diversos ejemplares de ediciones de todo el mundo de "El Silmarillion", "El Hobbit", "El Señor de los Anillos", y algunas otras como "El Señor Bliss", "Las cartas de Papá Noél"... Aquí me acordé mucho de Findûriel y su colección de "hobbits".

De ahí, se pasa a una pared repleta de cartas, manuscritas y mecanografiadas, dirigidas a Tolkien por sus fans, y algunas respuestas de éste a sus lectores. Algunas las había leído en la maravillosa recopilación de Humphrey Carpenter, pero verlas en vivo siempre es un deleite. Sin duda la que más me emocionó (hasta casi la lágrima) fue la de un joven Terry Pratchett escribiendo a J.R.R.Tolkien para darle las gracias por la inspiración que le habían transmitido sus obras.

A lo largo de la sala, había varias pantallas interactivas. La primera que vimos fue una del mapa de la Tierra Media en la que podías señalar cualquier localización, y se abría una pantalla con otro mapa o con ilustraciónes realizadas por Tolkien.

De ahí pasamos a una zona de bocetos y acuarelas de juventud, y a algunas de las más conocidas utilizadas en la primera edición de "El Hobbit", así como varias acuarelas de sus series de Faerië, o las que utilizaba para los cuentos que recitaba a sus hijos, como la maravillosa acuarela de "Owlamoo", que fue una delicia ver en vivo.
Nos llamaron la atención especialmente algunos mapas que utilizaba Tolkien como guía para el desarrollo de sus historias, anotados con una diminuta y perfecta caligrafía en tinta, y con añadidos de papel, una y otra vez, cada vez que el espacio se le quedaba corto.

En el centro, había una mesa con un gran mapa en 4D de la Tierra Media, en el que se proyectaba con láser la orografía de los terrenos, para hacernos idea de las altitudes y relieves del terreno.

Otra de las pantallas interactivas te enseñaba algunas expresiones y palabras en Quenya, además de poder hacer un pequeño test para saber cuánto conocías del idioma élfico, preguntándote cosas como "¿Qué significa hantalë?". Muy divertido.

Seguían apareciendo maravillosos bocetos, dibujos a carboncillo, acuarelas, dibujos abstractos hechos a boli en periódicos... de varias épocas vitales de Tolkien.

A lo largo de los últimos años, he ido realizando una serie de análisis de sus obras y estilos más significativos en varios artículos bajo el título "Tolkien ilustrador" y "El legado pictórico de Tolkien" para la Revista Estel de la Sociedad Tolkien Española. Si estáis interesados en conocerlos, podéis acceder a la página y leer las revistas liberadas.
Próximamente los recopilaré para subirlos aquí en el blog.

La exposición continuaba con una zona que me encantó y que no me esperaba: el escritorio del despacho de la casa de Tolkien, donde creó su maravilloso legendarium, su silla, unas cuantas de sus pipas y unas latas de su tabaco, algunos libros de su colección personal...

También había varias fotografías familiares, desde que era un bebé en Bloemfontein con su familia, algunas cartas manuscirtas de su padre y su madre... A fotografías de su servicio militar, cartas escritas a su esposa Edith junto a fotos de ésta, fotografías de su vida en Oxford...

La verdad es que aunque la sala tiene un tamaño no muy grande, es una exposición con mucho contenido. Se puede ver rápido si no prestas atención, pero desde luego vale la pena observar los detalles de los documentos manuscritos, de las acuarelas inéditas que no aparecen en las guías recopilatorias editadas hasta la fecha... Y soñar imaginando a Tolkien escribir y crear todo aquello.


Entrábamos a las 15:30h tal como decía nuestra entrada (con una libra de coste simbólico), y salíamos a las 16:45... con sólo 15 minutos para saquear la tienda de recuerdos de la exposición. Me habría comprado TODO. La guía, como os he comentado, era de compra imprescindible, aunque opté por la más económica (que aún así tiene una encuadernación maravillosa), pero algunas de las cosas que había, aunque preciosas, eran de precios prohibitivos algunas, y otras con demasiado volumen como para cargar con ellas todo el día de explorar Oxford y subir en el avión de vuelta. Así que creo que haré un pedido on line pronto. :)

De allí, tras descansar un poco nos dirigimos a la sala de la vieja Bodleian, pero justo la cerraban ese día a las 17:30, pese a que en las guías ponía que su cierre era a las 18.
Así que callejeamos un rato, dirigiéndonos hacia el cementerio de Wolvercote, a las afueras de Oxford. Una avenida inmeeeensa repleta de casitas típicas inglesas, a cual más bonita.
Cogimos uno de los autobuses urbanos que nos dejó en la puerta del cementerio.


Allí, nada más entrar, una señal en una piedra e indica la dirección a seguir dentro del cementerio para localizar la tumba del escritor.
Siguiendo estas indicaciones, entrábamos en el último caminito antes de llegar a la tumba, cuando tres cuervos negros graznaron a nuestra llegada. Y ahí la vi, humilde y discreta entre las demás, la última morada de mi escritor favorito.
Fue un momento muy especial. Después de años y años soñando con visitar su tumba y presentarle mis respetos, me quedé ahí, delante de su lápida, sin saber qué decir. Lloré, claro que lloré. No de pena, sino por emoción, agradecimiento... Por muchas cosas condensadas en un instante.

Acaricié las letras en relieve de la lápida, en silencio, para quitarles el polvillo de la tierra. Me senté observando aquella inscripción "Lúthien" y "Beren", que tanto contienen, que tanto expresan para los ojos que sabemos mirar.
Tanto Viktor como yo estábamos mudos. Al fin allí, tras tanto tiempo...

Hicimos algunas fotos para el recuerdo, leímos algunas de las notas que los visitantes habían dejado, y dejamos nosotros una también, dando las gracias por todas las horas que hemos pasado maravillados con su obras, y por todas las personas increíbles que hemos conocido en nuestra vida gracias a esta pasión común por sus historias.


Marchamos de allí, en silencio, bajo un apacible y cálido atardecer, con la sensación agridulce de un sueño largamente anhelado que se escapa en un suspiro. Ya habíamos visitado su tumba, ¿y ahora qué?

¡¡Pues claro!! Qué mejor que recordar a Tolkien y dar gracias por su obra brindando con unas cervezas en su lugar favorito de reunión con sus amigos: el pub The Eagle & Child.


Fue una auténtica suerte llegar y poder sentarnos en la Rabbit Room, justo en la misma mesa donde se reunían los Inklings, el grupo de buenos amigos académicos y escritores entre los que se encontraba Tolkien y C.S.Lewis (autor de "Las Crónicas de Narnia"). 


Nos pedimos unas cervezas mientras elegíamos algo de comer de la carta, pero al final no pudimos cenar allí porque justo en ese momento estaban cerrando la cocina. Así que bebimos y brindamos por Tolkien y los amigos ausentes, y disfrutamos de aquel histórico y acogedor lugar, hasta que se hizo hora de volver en tren a Londres. Callejeamos un poquito de camino a la estación, disfrutando de la ciudad preciosa, tranquila y cómoda que es Oxford.

Tras un largo trayecto de vuelta en tren el que nos venció el sueño varias veces, llegábamos a Paddington, y de ahí en metro hasta nuestro hotel. Chek in y ... a dormir, cansadísimos del viaje, pero con el corazón feliz después de un primer día estupendo.

Podéis ver una selección de las mejores fotos aquí: 

2 comentarios:

El Mirante dijo...

Creo que habrá que comentar, en próximas entregas, el contraste entre el espíritu baramahtha y el de la pérfida Albion...y el agujero negro atrapa pounds...por lo demás muy buena crónica..��

R dijo...

Qué maravilla de excursión, espero poder hacer alguna similar en el futuro ^^ La exposición tiene una pinta bestia y las fotos son geniales :)