Y es que ser del Atlético es más que una afición: es un sentimiento que se lleva arraigado muy dentro. Que nunca te acaba de abandonar por mal que vayan las cosas. Que te enseña que nada se gana fácil, que hay que trabajar duro y a veces sufrir para alcanzar tus objetivos pues nadie regala nada.
No, nuca he estado en el Calderón.
No, nunca he podido ver a mi Atlético en un partido de fútbol en vivo.
Pero eso no impide que no haya dejado de seguirles desde que en un feliz 1996 descubrí que mitad de mi corazón zaragocista le pertenecía a esos indios que habitan junto al manzanares, tras aquel doblete que marcó un antes y un después en mi afición al fútbol.
Esperemos que esta alegría que inunda los corazones de una de las mejores aficiones de España, se nos repita la semana que viene frente al Sevilla.
¡AUPA ATLETI!
1 comentario:
Pues a eso de no conocer el Calderón y no haber visto al equipo en directo hay que ponerle remedio e un plumazo, que en un par de años cambiamos de estadio y el Calderón lo derriban...
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